UN ENTRETENIDO PASEO POR LA HISTORIA

Historia es todo lo que existe y todo lo que ha existido. Hasta aquello que está por venir acabará convirtiéndose en ella también. Es la ciencia que contiene todas las demás, pues cualquiera de ellas forma parte de sus entrañas. Si somos flexibles en cuanto a nuestro estudio de fechas y nombres, y nos ceñimos a los hechos concretos, esta ciencia se convierte en una inacabable película, una inabarcable novela, con sucesos increíbles y finales inesperados. El problema radica en que su sentido es diferente en cuanto a quien sea su narrador, privilegio reservado tradicionalmente para los vencedores, para los fuertes, para aquellos que están en la cima en el momento en que se escribe. Es por ello que hay que ir con cuidado con las interpretaciones subjetivas (casi siempre) que encontramos en los documentos históricos. El fin de esta página es; primero, entretenerme yo y después intentar entretener a quien la lea. Me he tomado la molestia de preparar un surtido número de links para que, quien lo desee, pueda comprobar si mis reflexiones son ciertas o no lo son.



En Rennes le chateau

martes, 29 de enero de 2008

EL DIOS "RA"






De los cientos de dioses que componen el extenso y variado panteón egipcio, se puede afirmar que Ra es el más importante. O el más influyente. O aquel que sobresale por encima de los demás. Hubieron periodos donde otros dioses tuvieron más protagonismo que Ra, pero en el cómputo total de los aproximadamente tres mil años de civilización egipcia, es Ra quien se lleva la palma. Se puede encontrar representado de formas diferentes (estas que he posteado son solo algunas formas)aunque podríamos establecer que suele representarse generalmente como un hombre con cabeza de halcón o de carnero, tocado con un disco solar y ureo. Cuando figura con cabeza de carnero tiene dos cuernos horizontales retorcidos que puede llevar a confusión con el dios carnero Knum (dios alfarero, moldeador de la creación según varias leyendas). La diferencia está en lo que portan sobre su cabeza. Ra, como se ve en la imagen, muestra el disco solar, mientras que Knum (o Jnum, como se desee) porta sobre ella la doble corona o una jarra de agua. Bajo su manifestación animal, Ra se presenta como un halcón, imagen que también puede llevar a confusión con la representación de su "nieto" Horus, tambien presentado como un halcón. Según la mitología egipcia "Tiene la carne de oro, los huesos de plata y el pelo de lapislázuli y sobre la cabeza lleva el ureo, que le protege escupiendo fuego contra sus enemigos, siendo éste una parte del dios y, a la vez, su propia hija". Generalmente es considerado el padre de los dioses y se supone que surgió de Nun, el huevo (también llamado oceano) primigenio. Algunas leyendas le atribuyen una compañera (Neith) aunque la creencia mayoritaria le concede el titulo de dios supremo o padre de todos los dioses (como antes he citado) por cuya mediación fue posible la aparición del resto de dioses.
Su culto se pierde en los inicios nomárquicos de las tierras del nilo, aunque se hace notable durante el Periodo Tinita, para adquirir una supremacía total a partir de la dinastía IV, con el faraón Dyedefra, primero en incluir en el protocolo real el título de Hijo de Ra para los gobernantes. En la dinastía V, el poder de Ra y de su clero queda completamente establecido, alcanzando una importancia que jamás había tenido ningún otro dios hasta entonces. Esto conlleva a que casi todos los dioses del panteón experimenten una "solarización" a partir de la dinastía V, que se consolidará en el Reino Medio. De este modo, vemos aparecer divinidades que conservan su carácter original pero a las que se añaden cualidades del Sol. A sus propios nombres se les agrega el de Ra; Amón Ra, Montu Ra, Sobek Ra, Horus Ra... En el imperio nuevo también será líder del panteón asociado al dios Amón, eje sobre el que giraba la casta sacerdotal predominante en este periodo, es decir, la tebana. Ni siquiera con la herejía monoteísta de Akenaton se verá relegado, puesto que será entendido como la esencia del disco solar e incluso el propio Akenaton se autodenominará como Uaen Ra, es decir, uno con Ra.
LA LEYENDA DE LA CREACIÓN POR RA (Teología heliopolitana)

Dos son las fuentes (que se hayan encontrado, claro) en que se basa esta leyenda. Uno son los famosos "Textos de las pirámides", aunque no hay en ellos una narración uniforme sino más bien solo alusiones a algunos aspectos de esta linea heliopolitana, que es perfectamente comprensible en cuanto a que la función de estos textos era otra. Sí encontramos más goloso el papiro Rhind ( o Bremner- Rhind), pues se supone que fue compilado para este fin, es decir, una compilación de textos religiosos anteriores para la biblioteca de algún templo (heliopolitano, claro).

Expongo aquí la traducción del segundo monólogo de Ra (traducción de Faulkner) donde se expone el asunto en cuestión.
28/ (28,20) Para ser pronunciado: Así habló el Señor de Todas las cosas: Cuando vine a la existencia, 'El Ser' vino a la existencia. Yo vine a la existencia en la forma de Jepri que vino a la existencia en la Primera Ocasión; Cuando vine a la existencia lo hice en la forma (28,21) de Jepri,(28,1) y así es como 'El Ser' vino a la existencia, porque yo era más primigenio (¿) que los más primigenios a los que yo había hecho; era el más primigenio de los primigenios y mi nombre era más primigenio (¿) que los suyos (¿) (porque) creé el tiempo primigenio y a los primigenios. Yo hice todo lo que deseé (28,22) en esta tierra, estaba todo impregnado (¿) en ella. Yo uní mi propia mano, estando solo, antes de que ellos hubieran nacido, antes de que yo hubiera escupido a Shu o expectorado a Tefnut. Yo usé(28,2) mi propia boca y 'Magia' (HkAw) fue mi nombre. Fui yo quien vino a la existencia (28,23) en (mi) forma, habiendo venido a la existencia en la forma de Jepri. Vine a la existencia entre (¿) los primigenios y allí vino a la existencia una multitud de seres al principio, antes de que cualquier otro ser hubiera venido a la existencia en esta tierra; Yo, solo, llevé a cabo todo lo que fue hecho, antes de que hubiera venido a la existencia (28,24) cualquier otro que pudiera actuar conmigo en este lugar.
Yo hice a los seres allí con este ba mío; yo creé (algunos) de ellos en Nun como 'El Inerte',
(28,3) cuando aún no podía encontrar un lugar en el que poder estar. Encontré favor en mi corazón, examiné (28,25) con mi vista, y, solo, llevé a cabo todo lo que fue hecho; planifiqué con mi corazón, creé otro ser, y múltiples fueron las formas de Jepri; sus hijos vinieron a la existencia en las manifestaciones de sus hijos (¿).(28,26) Fui yo quien escupió a Shu y expectoró a Tefnut.
Cuando hube venido a la existencia como un dios solitario, hubo tres dioses a parte de mí, y dos dioses vinieron a la existencia en esta tierra; Shu y Tefnut se alegraron en el Nun, en el que ellos se encontraban. Fue mi ojo el que les trajo a mí después de una larga edad (29,2) cuando aún estaban lejos de mí; yo uní mis miembros y surgieron de mí mismo. Después de que yo me hube excitado con mi mano, mi deseo vino a la existencia en mi mano, y la semilla cayó de mi boca; escupí a Shu y expectoré a Tefnut y mi padre (29,3) Nun los educó, mi Ojo, siguiéndoles desde los eones
(29,1) ... serpientes, cuando lloré con lágrimas sobre (¿) ...; mi [Ojo?] proyectó , y así es como la Humanidad vino a la existencia. (29,4) Yo lo sustituí con El Glorioso, y él se encontraba enfurecido conmigo cuando volvió, viendo que otro había crecido en su lugar, pero su ira desapareció cuando yo lo restituí, y él se encontro aliviado (¿).(29,5) Lo ascendí a mi frente y ejerció gobierno sobre la tierra entera. Shu y Tefnut engendraron a Geb y Nut, (y Geb y Nut engendraron) a Osiris, Horus Mejentienirti, Seth, Isis y Neftis, y ellos engendraron y crearon muchos seres (29,6) en esta tierra, a saber las manifestaciones de los hijos y las de sus hijos.

Ra (o Atum, una de las formas de Ra) podría entenderse como demiurgo que "crea" ocho dioses por su "gracia" (qué complicado resulta utilizar terminología adecuada). Shu, Tefnut, Geb, Nut, Osiris, Isis, Seth y Neftis. Junto a Ra formarán la enéada heliopolitana y serán la base de esta teología. Aunque Horus no forma parte expresamente de esta eneada, sí es incluido a veces como Horus Mejentienirti.
RA Y LA VACA CELESTE

Es curioso el hecho de que nunca en la mitología egipcia se recogiera el archiconocido mito del diluvio, que compartieran casi todas las culturas mesopotámicas. Lo más parecido es "La leyenda de la vaca del cielo", pero más por el contenido intrínseco que por los detalles, pues estos son bien diferentes. Aqui Ra, que ha creado a los hombres, está descontento por la actitud que han ido tomando estos, alejándose de su creador e incluso faltándole al respeto, entonces manda por su ojo a su hija Hathor para que los castigue y luego la "versión" más terrible de esta diosa, Semjet, muestra a Ra que los hombres están a punto del exterminio total, por lo que en un ardid engaña a la diosa y la detiene en su fatal tarea. Quizá aquí sí se vislumbre cierto parecido al Dios bíblico cuando manda el diluvio, pero no permite la extinción total con el bueno de Noe. Ra manda a sus hijas para castigar a los hombres y dios manda el diluvio. Ra detiene a la diosa evitando el fin de la humanidad cuando ya quedaban muy pocos y el dios bíblico se sirve de Noe para tal fin. En ambas creencias, estos hechos supondrán un nuevo orden, un nuevo comienzo, Sin embargo, como hemos visto, el cuerpo de la narración es bien diferente. Y me resulta muy curioso que un mito tan sugerente como el diluvio jamás entrara en las creencias egipcias, cuando se sabe bien la conexión histórica, tanto para la paz como para la guerra, que hubo entre nilóticos y mesopotámicos. Este mito se encuentra representado, total o parcialmente, en el primer féretro de Tutanjamón y en los muros de las tumbas de Sethy I, Ramses II, Ramses III y Ramses VI.

sábado, 5 de enero de 2008

EL DESTINO Y EL HADO (NAM Y NAM-TAR)



El pensamiento sumerio nos dejó singularidades que evidencian su alto nivel intelectual. Un pensamiento refinado y complejo que nos legaron los hombres que habitaron mesopotamia hace unos 5000 años. La lejanía en el tiempo, ya es por sí sola impresionante. Como ejemplo, sirva el enfoque sumerio sobre el destino (inamovible) y el hado (que puede mutar por intervención humana).
Dice Sitchin:

¿Fue el Hado, o fue el Destino, el que llevó a Marduk con mano invisible a través de milenios de problemas y tribulaciones hasta su meta final: la supremacía en la Tierra?
No muchas lenguas disponen de esa opción en las palabras para ese «algo» que predetermina el resultado de los acontecimientos aún antes de que ocurran, e incluso en la nuestra sería difícil explicar la diferencia. Los mejores diccionarios explican un término con el otro, considerando como sinónimos de ambos «fatalidad», «suerte» y «fortuna». Pero en la lengua sumeria, y por tanto en la filosofía y en la religión sumerias, había una clara distinción entre los dos. Destino, NAM, era el curso predeterminado de los acontecimientos, un curso que era inalterable. Hado era NAM.TAR, el curso predeterminado de los acontecimientos que se podía alterar; literalmente, TAR, cortar, romper, molestar, cambiar. La distinción no era una cuestión de mera semántica; era el centro de algo que afectaba y dominaba los asuntos de Dioses y hombres, de tierras y ciudades. ¿Acaso algo que iba a ocurrir, o algo que hubiera ocurrido, era Destino, era algo inalterable? ¿O era una combinación de acontecimientos azarosos, o de decisiones tomadas, o de altibajos temporales que podrían ser fatales o no, y que otro acontecimiento azaroso, o una oración, o un cambio en la forma de vida podría haber llevado a un resultado diferente? Y si era así, ¿cuál podría haber sido ese resultado diferente? La fina línea para diferenciar entre los dos quizás esté desdibujada hoy en día, pero había una diferencia muy bien definida en tiempos sumerios y bíblicos. Para los sumerios, el Destino se iniciaba en los cielos, comenzando con los preordenados senderos orbitales de los planetas. En el momento en que el Sistema Solar obtuvo su forma y su composición, después de la Batalla Celestial, las órbitas planetarias se convirtieron en Destinos imperecederos; el término y el concepto pudieron aplicarse después al curso futuro de los acontecimientos en la Tierra, comenzando con los Dioses, que tenían sus homólogos celestes. En el mundo bíblico, era
Yahveh el que controlaba tanto Destinos como Hados, pero mientras los primeros estaban predeterminados y eran inalterables, los segundos (los Hados) podían verse afectados por las decisiones humanas. Debido a las fuerzas primeras, el curso de los acontecimientos futuros se podía predecir con años, siglos o incluso milenios de antelación, como cuando Yahveh le reveló a Abraham el futuro de sus descendientes, incluida la estancia de cuatrocientos años en Egipto (Génesis 15,13-16).
El cómo fuera a acaecer esa estancia (se originó con la búsqueda de alimentos durante una gran hambruna) era una cuestión de Hado; que la estancia comenzara con una inesperada bienvenida (debido a que José, mediante una serie de ocurrencias consecutivas, se convertiría en primer ministro de Egipto) era cuestión de Hado; pero que la estancia (después de un período de esclavitud) terminara con un Éxodo liberador en un momento predeterminado era un Destino, preordenado por Yahveh. Por haber sido llamados por Dios a la profecía, los profetas bíblicos podían predecir el futuro de reinos y países, de ciudades, reyes e individuos. Pero dejaban claro que sus profecías eran meras expresiones de las decisiones divinas. «Así dice Yahveh, Señor de los Ejércitos» era como solía comenzar el profeta Jeremías cuando se predecía el futuro de reinos y soberanos. «Así dice el Señor Yahveh», anunciaba el profeta Amos. Pero en cuanto a los Hados, el libre albedrío y la libertad de elección de las personas y las naciones podían entrar, y de hecho entraban, en juego. A diferencia de los Destinos, los Hados se podían alterar, y se podían evitar los castigos si la rectitud sustituía al pecado, si la piedad sustituía a la profanación, si la justicia sustituía a la injusticia.
«No es la muerte del malvado lo que busco, sino que el malvado cambie de conducta y viva», le dice el Señor Dios al profeta Ezequiel (33,11).
La distinción que hicieron los sumerios entre Hado y Destino, y el modo en que ambos pueden jugar su papel en la vida de una persona, queda de manifiesto en la historia vital de Gilgamesh. Como ya hemos dicho, era hijo del sumo sacerdote de Uruk y de la Diosa Ninsun. Cuando creció y comenzó a pensar en los temas de la vida y la muerte, le planteó la pregunta a su padrino, el Dios Utu/Shamash:
En mi ciudad, muere el hombre; oprimido está mi corazón.
El hombre perece, pesaroso está mi corazón...
Ni el hombre más alto puede alcanzar el cielo;
Ni el hombre más ancho puede cubrir la Tierra.
¿También «miraré yo por encima del muro»?
¿También seré marcado yo por el hado de este modo?
La respuesta de Utu/Shamash no fue muy estimulante.
«Cuando los Dioses crearon a la Humanidad -le dijo-, le asignaron la muerte a la Humanidad; conservaron la Vida para su propia custodia. Éste es vuestro Destino; así, mientras estés vivo, y lo que hagas mientras tanto, es un Hado que se puede cambiar o alterar, disfrútalo y aprovéchalo al máximo.» ¡Manten tu vientre Heno, Gilgamesh;
estáte alegre día y noche! ¡De cada día, haz una fiesta de regocijo;
día y noche, baila y juega! Que tus prendas exhalen frescura,
báñate en el agua, que te laven la cabeza.
Presta atención a lo pequeño que sostienes en tu mano,
Deja que tu esposa disfrute en tu pecho.
Éste es el hado de la Humanidad
Extracto de libro "El código cósmico" de Zecharia Sitchin. Aunque polémico en sus conclusiones, es un gran experto en las lenguas mesopotámicas